El lado oscuro de los true crimes: “Pueden convertir la muerte en entretenimiento”

El lado oscuro de los true crimes: “Pueden convertir la muerte en entretenimiento”

Referencial

 

En medio de los bucólicos bosques de New Hampshire hay un internado de élite, Granby, un mundo aparte en el que los estudiantes visten de Ralph Lauren, un microcosmos con la escultura de su fundador, su Torre del Reloj, su estadio de fútbol americano… Pero en 1995, poco después del suicidio de Kurt Cobain, la tranquilidad del idílico campus se ve truncada cuando una de sus alumnas de 16 años aparece muerta en la piscina. Se llama Thalia Keith, pero podría ser la Laura Palmer de Twin Peaks, ya que reúne todos los ingredientes de la víctima perfecta: una adolescente blanca, guapa y popular, de la que después se especulará sobre su sexualidad precoz, sobre si tomaba drogas, sobre rituales de brujería… Así empieza Tengo algunas preguntas para usted (Sexto Piso y, en catalán, Periscopi) de Rebecca Makkai, una torrencial y adictiva novela de 500 páginas que va más allá de un simple thriller de campus.

Por: El Mundo





Desde el mismo título, Makkai plantea decenas de preguntas -cientos, incluso- que analizan la fascinación contemporánea por los true crimes y, en definitiva, las pulsiones humanas. “El true crime es un género problemático, hay una tentación fácil de convertir la muerte en entretenimiento. El enfoque es muy importante para no caer en el fetichismo y el sensacionalismo. No sé si tengo respuestas adecuadas, pero sí algunas teorías”, sonríe la autora en su paso por Barcelona, donde en 2022 se llevó el premio Llibreter por Los optimistas, su multipremiada novela con la que quedó finalista del Pulitzer por el retrato de la epidemia de sida en Chicago.

Una de las teorías de Makkai para explicar el morbo que suscitan los crímenes reales se remonta a los propios orígenes de la Humanidad: “A lo largo de la Historia, desde que éramos nómadas, hemos vivimos en comunidades más o menos pequeñas. Y cuando alguien moría debías averiguar qué había pasado: ¿murió a causa de algún veneno?, ¿alguien lo mató?, ¿acaso lo hizo algún extranjero? Descubrir qué había pasado era crucial para la supervivencia del grupo”. En 2024 todos queremos descubrir qué le pasó a aquella chica que volvía a casa por la noche pero de la que solo quedó un teléfono roto en la carretera, qué hizo aquella Guardia Urbana para tramar y/o encubrir el asesinato de su propio marido… “El problema de ahora es que existen cientos de casos de personas que no conoces, pero tienes ese mismo instinto de querer saber. En cierto modo, te sigues preguntando si resulta importante para tu supervivencia, especialmente si eres una mujer: si necesitas saber lo que ha ocurrido para tener cuidado y que no te pase a ti. Esa fascinación por los crímenes ha sido una herramienta útil para la evolución humana, pero hoy, con toda la información a un clic, tenemos que aprender a manejarla, aprender a parar”.

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