Mesut Özil se retira del fútbol y con ello pone fin a una carrera donde su talento quedó, en mucha ocasiones, opacado por su constantes polémicas fuera del terreno de juego.
Las acusaciones de racismo hacia Alemania por sus orígenes turcos o el imperio construido por el jugador a raíz de sus múltiples negocios le hicieron ser protagonista también lejos del terreno de juego.
Su corazón, partido en dos
Algo de lo que siempre hizo gala Özil durante su trayectoria profesional fueron sus raíces. Internacional con la selección alemana, el centrocampista nunca escondió su orgullo por provenir de una familia turca, algo con lo que encontró la oposición de muchos seguidores germanos: “Tengo dos corazones: uno alemán y otro turco. Nací y fui educado en Alemania, pero a la gente le cuesta aceptarlo”.
“Cuando gano, soy alemán, y cuando pierdo, soy un inmigrante”, dijo Özil cuando, en 2018, fue increpado por la afición alemana a raíz de una foto que el jugador se tomó con el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan poco antes de la celebración del Mundial de Rusia.
La foto fue percibida en Alemania como un ataque hacia el país, debido a las malas relaciones entre Erdogan y Angela Merkel, en aquel momento canciller de Alemania, algo que Mesut negó con rotundidad. Para más inri, Özil eligió al presidente turco como testigo en la celebración de su compromiso con su mujer, la actriz sueca Amine Gülse.
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