Raúl Ochoa Cuenca: La guerra rusa ucraniana hoy

Según el periodista Max Fischer en un artículo publicado hace un par de días The New Times, la situación actual de la guerra rusa ucraniana por sus características, en buena parte son coincidentes con las últimas guerras del siglo XX. Esta, hasta ahora, según este análisis, salvo algunos nuevos elementos lanzados por Rusia, se ha mantenido en los estándares que podríamos llamar clásicos. Trataré en este trabajo de acercarme a la realidad de esta triste historia, no solo para las víctimas directas, sino para buena parte de la humanidad.

Pocos, pero perversos son los nuevos elementos que Rusia ha mostrado. Primeramente con sus repetidas amenazas de utilizar armas nucleares, además de alardear con la utilización de misiles hipersónicos, junto al uso masivo de drones, especialmente los denominados Kamikaze, producidos por la industria armamentista iraniana, son sólo una clase de los miles de drones que ambas partes están usando en la guerra para detectar posiciones enemigas y que desde sus rampas de lanzamiento sus misiles puedan acertar el blanco predeterminado. 

Un tercer elemento del arsenal prohibido por el mundo civilizado y que Rusia ha utilizado son las bombas termobáricas de gran capacidad destructiva. Los expertos las consideran equivalentes a las armas nucleares tácticas, las cuales recordamos, son dotadas de pequeñas ojivas nucleares con sistemas de lanzamientos destinados a usarse en el campo de batalla o en un ataque limitado. La bomba termobárica con sus dos explosivos generan una gran destrucción”. En caso que alcanzara de lleno a una persona” la podría vaporizar, hacerle desaparecer por completo. La termobárica tiene el mismo poder de destrucción pero al no estar dotada de ojivas nucleares no hay radiación. 





Y así estamos llegando a visionar la nueva arma con la cual la Rusia de Putin continúa con sus amenazas, el misil hipersónico Kinzhal, que traduce daga en castellano, el cual puede alcanzar los 12.000 kilómetros por hora (mach ten), tiene un alcance de 2.000 kilómetros y puede cambiar de trayectoria en mitad del vuelo. Además, su diseño permite incorporar cabezas nucleares. Es realmente impresionante. 

En Ucrania, la Rusia de Stalin que sacrificó 22 millones de hombres y mujeres durante la segunda guerra mundial, hoy siembra muerte y desesperanza en una nación hermana.

Vladimir Putin nos dejá ver cada nuevo día una macabra vitrina, compuesta no precisamente de maniquíes en plástico disfrazados de soldados y con sus caras embadurnadas de pintura roja, en la verdadera vitrina aparecen hombres y mujeres de carne y hueso, miles de ellos metidos en bolsas negras y esparcidos por los campos, aquellos mismos campos fértiles donde hasta hace 11 meses el grano crecia y el girasol le daba la belleza de los colores a nuestra vista, están siendo apilados en un camión frigorífico para ser enviados a sus madres y compañeras como si fuesen ordinarios y vulgares bultos postales, con el soldado envuelto en una sábana blanca, que con el pasar de los días la convirtieron en un trapo maloliente.

Pero ¿ por qué esta guerra ? se preguntan esas madres y compañeras, para ellas no hay una respuesta convincente, bueno, en honor a la verdad para nadie en el mundo civilizado hay una respuesta convincente.          

La justificación de Vladimir Putin es que considera a Ucrania como parte de Rusia. “Voy a enfatizarlo una vez más, Ucrania para nosotros no es un país vecino, es una parte integral de nuestra historia, cultura y espacio vital”, dijo Vladimir en un discurso retransmitido a toda la nación por televisión, en la tarde del 24 de febrero, Al anunciar la intervención en Ucrania Putin aseguró, entre otras razones que su objetivo era “proteger a las personas que durante ocho años han sido objeto de acoso, genocidio por parte del régimen de Kyiv, refiriendose a las regiones filo rusas del Donbass. En ese momento el pueblo ruso vio un Putin con rostro solemne, disimulando esa risita irónica y burlona que lo caracteriza. 

Sus generales pluri condecorados habían previsto un ataque masivo sobre Kiev, la ciudad fundada en el año 882 por el vikingo Oleg de Nóvgorod, asegurando que ella y Ucrania en general caería rendida en tres días y que sus bellas mujeres, maquilladas para la ocasión, correrían emocionadas a subirse en los viejos y cuasi obsoletos tanques T-72 enarbolando la foto del amigo Vladimir.

Pues a Putin o lo engañaron sus espías del FSB  (la CIA rusa) o lo que le resultó aún peor, el auto aclamado primer ejército del mundo no era tal. Según el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (Stockholm International Peace Research Institute) su estrategia falló ya que se ha demostrado que su doctrina de guerra en muchos aspectos operativos se quedó estancada en viejas experiencias y conceptos.                                                       Al menos hasta este enero esas viejas doctrinas soviéticas no dieron el resultado esperado y Putin designa como nuevo comandante de las fuerzas de ocupación al inspirador de la nueva doctrina de guerra de Rusia, representada por el general Valery Vasilyevich Gerasimov.  Esta doctrina describe la nueva forma de guerra con utilización de represalias económicas, propaganda, subversión política y operaciones psicológicas, por lo tanto, para lograr el triunfo se tiene que conseguir supremacía en el manejo de la información y comunicación estratégica. La guerra de Georgia (agosto del 2008)y la anexión de Crimea,(2014) la considera Gerasimov como una experiencia exitosa de esta doctrina.

Por otra parte, una igualmente importante razón que ha impulsado a Putin el llevar adelante la invasión de Ucrania, según el profesor Henry Kissinger entre otros, es la doctrina de seguridad rusa, la cual establece un espacio de seguridad vital en torno a su territorio, en el que los estados fronterizos deben mantener su independencia formal, sometiéndose en práctica al control del Kremlin. www.agendapublica.elpais.com

Mientras los servicios de  inteligencia del mundo libre como la CIA americana, la británica M16, la agencia de inteligencia de la República Popular de China, el muy discreto Ministerio de Seguridad del Estado, el MSS, por sus siglas en inglés, una de las agencias de Inteligencia más secretas del mundo, coinciden el que los fallecidos de ambos bandos se acercan a la espeluznante cifra de los 200.000, dato este que el  general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EE. UU según el servicio escrito de la BBC (www.bbc.com/mundo/) va más allá, cuando afirma el 10 de noviembre que para esa fecha además de los 200.000 mil soldados en guerra desaparecidos en Ucrania, era necesario agregar unos 40.000 civiles ucranianos. 

Ante el fracaso de los anteriores jefes militares responsables de la invasión, Putin ha designado la última carta que tenía escondida debajo de su manga, desde el 11 de Enero, el ya mencionado en esta nota general Valery Gerasimov, el creador de la nueva doctrina de guerra rusa y quien lleva al frente de las Fuerzas Armadas rusas durante los últimos diez años, considerado la mano derecha de Putin en el campo militar, además de ser uno de los cerebros de la  doctrina de la seguridad rusa. No en vano es uno de los tres hombres que posee los códigos para lanzar un ataque nuclear.

Coincido con el análisis y las conclusiones de Fischer cuando proyecta la posibilidad de una guerra muy larga en el tiempo y de la necesidad de inmensos recursos financieros. Y concluyo con la esperanza de que no aparezca un demente, bien sea en Moscu o en Washington y apriete el boton rojo, lo que significaria en pocos minutos la destruccion de buena parte de la humanidad.   

Raúl Ochoa Cuenca  en Anfi del Mar, el 22 de enero del año 2022.