Consumo de proteínas disminuye en los hogares zulianos por el bajo poder adquisitivo y los altos precios de las carnes

Consumo de proteínas disminuye en los hogares zulianos por el bajo poder adquisitivo y los altos precios de las carnes

Este 27 de junio un kilogramo de carne de segunda se consigue en los principales mercados de la ciudad entre 34 a 38 bolívares, mientras que la carne de primera menos comercial por su precio sobrepasa los 8 dólares por kilo.

Por Corresponsalía





Nuevamente en los hogares zulianos disminuyó el consumo de proteínas, carne, pollo y pescado debido al alza que se registra en el mes de junio.

Los comerciantes tienen dos explicaciones: la escasez y las pérdidas por las fuertes inundaciones de abril y mayo en la zona del Sur del Lago.

Los más afectados son los consumidores, quienes expresan su descontento por no poder consumir carne con regularidad en su dieta diaria.

Irma Díaz contó a La Patilla que para una familia de tres o cuatro integrantes necesita alrededor de 100 dólares a la semana para hacer un mercado que lleve proteínas, lácteos, víveres, frutas y verduras. Dijo que en su casa no es posible gastar esa cantidad, pues solo cuenta con el salario de su hija de 25 dólares a la semana, lo que equivale a 150 bolívares.

 

 

“Comemos poca carne, pero algo ingerimos. El resto de los días comemos huevos o granos para el almuerzo. No podemos hacer ensaladas, porque lo poco que tenemos para comprar no nos alcanza. La semana que pagan la pensión, mi hija debe pagar las rentas de celulares e internet y quedamos en la misma. Cada semana los rubros se consiguen 1,00 o 0,50 bolívares más costoso. Si lo sumas por producto, al mes la inflación es bestial”, señaló.

Otros consumidores contaron que tristemente se acostumbraron a no consumir proteínas a diario. Recurren a comer granos, yuca, repollo, topocho y harina de maíz. Son los rubros más accesibles, porque hasta el pan es difícil de comprar por el bajo poder adquisitivo.

El marabino Juan Núñez dijo que en su casa hay cuatro salarios, pero los calificó de “pobres”. Su esposa es secretaria, su hermana bedel de limpieza y su sobrina trabaja en atención al público. Entre los cuatro pueden agrupar alrededor de 80 dólares quincenal.

“Eso alcanza para muy poco. Nos salvamos porque los hijos están en Chile y nos envían, y con todo a veces nos vemos apretados. Para rendir comemos vísceras de carne y pollo, es más barato, y pasta con puras verduras, pero gracias a Dios todos los días comemos algo. Aunque no lo parezca, aún hay gente que pasa hambre y que al día solo se lleva un mendrugo que pan”, contó.

En el recorrido que se realizó en los mercados, los comerciantes de carne y pollo informaron que las ventas han bajado. Si antes un cliente compraba dos o tres kilos de carne a la semana más un pollo, ahora solo compran un kilo de carne y medio de pollo.

Están en lo que llaman una fase de aguante. Aseguran que no pueden bajar los precios, porque perderían. Buscan opciones para ofrecer a los consumidores como mollejas, corazón e hígados de pollo. El kilo de cada uno cuesta alrededor de dos a tres dólares.