De la República Civil al Militarismo por @lmesculpi

De la República Civil al Militarismo por @lmesculpi

Preferimos referirnos al periodo democrático que va de 1958 a 1998 como el de la República Civil tal como sugieren algunos autores, ya que acompañamos la opinión defendida por muchos historiadores que sólo ha existido una República de 1830 hasta nuestros días. Pensamos que al asumir la terminología del régimen admitimos por igual los códigos y conceptos subyacentes que pretenden trasmitir. En los tiempos del declive de la República Civil, años posteriores al  “viernes negro” principalmente, se acentuó la crítica a las organizaciones políticas y junto a ella el desprestigio de todo quehacer político.

Importantes sectores de los poderes fácticos y notables personalidades no sólo se sumaron a juzgar negativamente todo ese periodo sino que promovieron una feroz campaña contra el sistema político establecido. Cuando hablamos del declive es por la consideración que por  un poco más de dos décadas de 1958 a 1983 no se conocieron (por lo menos en esa proporción) los gravísimos males, degradaciones y perversiones que afloraron posteriormente, posibilitando en que la campaña de descrédito tuviera asidero en la realidad. No es que antes todo fue esplendor, pero quienes se alternaron el poder no asumieron los logros  de casi cinco lustros de modernización del país, por el contrario sucumbieron y no respondieron adecuadamente a las exigencias de renovación planteadas en una sociedad que estaba cambiando. A este  reconocimiento nuestro le concedemos especial significación porque compartimos y participamos de la equivocada línea insurreccional de los años 60; a la que Américo Martín llamo acertadamente “la terrible década”

Cuando el ocaso de la República civil se manifestó muchas creyeron que la solución era que un militar “pusiera orden” se alzaron las más diversas voces en tal sentido y proliferaron las pintas y letrero pidiendo “Golpe YA”  hoy frente a la crisis general que vivimos algunos siguen pensando en la solución militar, contra uno de los regímenes más militarista de nuestra historia. Curiosa paradoja! Por supuesto que en nuestro país no puede ignorarse la participación de las Fuerzas Armadas en la vida social y política, pero de allí a pensar en ellas como la solución media una gran distancia. La exigencia al estamento militar es que cumpla fielmente con lo establecido en la Constitución y que no se coloque al servicio de parcialidad o personalidad política alguna, allí están claramente definida su misión y sus funciones

Las democracias modernas no sólo se caracterizan por su origen y desempeño respetando lo que establecen sus Cartas Magnas, sino por el respeto a los Derechos Humanos y las más amplias libertades. También la relación entre el gobierno y la sociedad es cada vez menos opaca y más transparente, además de la subordinación de los ejércitos al poder civil. Rasgos estos que están negados en los regímenes autoritarios y militaristas. Por tal razón estos elementos distintivos no están presentes en la Venezuela de hoy,ni lo han estado a los largo de los último quince años. Aunque parezca absurdo el gobierno de Maduro tiene mayor presencia militar que el de Chávez. El de ahora esta prácticamente tutelado.

 

Luis Manuel Esculpi

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