El voto de este 8-D, es la mejor oportunidad para defender la democracia, rechazar la centralización y reafirmar la defensa de cada uno de los estados y municipios del país. Además, ratifica la historia política del pueblo venezolano, que desde siempre, ha enfrentado al centralismo y a la dictadura. La Guerra de la Independencia (1810-1823) fue una cruenta lucha contra la centralización, la arbitrariedad y la usurpación del poder que venía desde la metrópoli española. La Guerra de la Federación (1859-1863), buscaba descentralizar el poder, para que cada estado pudiera tener su propia administración política, social y económica. Esta lucha no ha cesado, ahora se hace vital para defender las libertades democráticas desde los gobiernos locales.
Las elecciones de este 8-D, marcan la continuidad de las heroicas luchas cívicas libradas durante el siglo XX, que es cuando los venezolanos, tras una lucha denodada de 60 años, derrotan a la dictadura militar, el 23 de enero de 1958. Y, es justo decir, que fue el pueblo civil y democrático quien, bajo la Constituyente de 1961 aprueba la Constitución que abre las posibilidades de darse sus propios gobiernos civiles nacionales, regionales y locales mediante elecciones libres y democráticas. Y en plena democracia, en 1989, es cuando los venezolanos empiezan a elegir, por mayoría simple, a sus autoridades regionales y locales. Causa ratificada, por la ahora traicionada, Constitución de 1999.
Por sus luchas persistentes a favor de la descentralización, por su fidelidad a los preceptos republicanos y democráticos de Simón Bolívar, el pueblo heroico de Venezuela derrotará el 8-D, a este gobierno centralizador y cubanizador que ha puesto en peligro a la unidad nacional y a los legítimos reclamos de nuestra soberanía sobre la Guayana Esequiba, que ha sextuplicado la deuda total del país, que ha sustraído y disminuido fraudulentamente las reservas internacionales, que ha debilitado la economía, que no es claro con las reglas democráticas, que no juega limpio en las elecciones, que ha secuestrado a los Poderes Públicos para aniquilar sus capacidades contraloras y fiscalizadoras, prohijando de esta manera, corrupción, inflación y especulación en las propias entrañas “revolucionarias”. Y que ahora, demagógicamente, Maduro intenta combatir, con intención electorera, ausente de toda responsabilidad y sinceridad política.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com