Sobre una mesa plástica, a la orilla de la carretera del kilómetro 22 de la vía a Perijá, reposaban los cadáveres de tres bebés enrollados en unas sábanas. El poblado yucpa, al que pertenecían los recién nacidos, lo único que hacía era protestar por el estado deplorable en el que viven. Los niños amanecieron sin signos vitales. Las autoridades presumen que se pueda tratar de una epidemia y por eso realizarán exámenes a la comunidad, reseña La Verdad.
En la casa número 14 de la villa Yukpa Alegre, del sector Tierra Nueva, residían los pequeños. Alejandro González y su morocha, Íngrid González, de un mes de nacidos, junto a su primita Isabela Victoria González, de tres meses de nacida, amanecieron muertos ayer. Según los allegados que rodeaban los cuerpecitos, hace una semana estuvieron hospitalizados con un cuadro viral de vómito y diarrea.
Los parientes presumen que por el mal estado en el que viven se hayan agravado. Las casas en las que habitan se las obsequió el Gobierno, con el propósito de reubicarlos, debido a que hace tres años atrás vivían en una invasión detrás del Hospital General del Sur. El único problema o detalle de las casas es que las entregaron sin ningún tipo de servicio.
Sin ningún tipo de tristeza o respeto ante la presencia de los cuerpecitos pálidos, la comunidad gritaba a todo pulmón que no tenían agua ni comida. “Le pedimos al Gobierno que nos ayude, el agua que bebemos es de un pozo que no está apto. Los niños se enferman mucho”.
Con flecha en mano, un hombre agregó que tienen hasta niños sin partidas de nacimiento y que por eso también protestaban. Lucía Romero, madre de los morochos y de cinco niños más, no estaba en el lugar donde tenían cubiertos a sus pequeños. Al parecer había salido en busca de ayuda de parte del Gobierno para que dieran tres urnas para darle cristiana sepultura a las criaturas.